Debido a los efectos secundarios, los medicamentos orales no se recomiendan como una solución a largo plazo y las opciones quirúrgicas se reservan para casos graves que no han respondido a otras opciones de tratamiento.
El tratamiento con Toxina Botulínica consiste en inyectar en la piel pequeñas dosis y actúa bloqueando las señales nerviosas que regulan las glándulas sudoríparas, reduciendo la cantidad de sudor, mejorando la calidad de vida de los pacientes demostrada por: la efectividad del tratamiento en más de 90% de los procedimientos, una duración mínima de 6 meses de los resultados, no requiere un período de recuperación.